El Imperio Romano fue el tercer período de la antigua civilización romana en el año 753 a. C. El primer período fue la Monarquía y el segundo, la Monarquía; según la tradición romana, el origen de Roma se remonta a los hermanos gemelos Rómulo y Remo que, de recién nacidos, fueron amamantados por una loba llamada Capitolina.
La forma política de Roma sería la Monarquía hasta que fue expulsado el último Rey Tarquinio, El Soberbio, después de la expulsión, se creó un Senado permanente que decidió abolir la Monarquía convirtiendo a Roma en una República.
Durante
la etapa republicana, su principal competidora fue la ciudad Púnica de Cartago,
las guerras Púnicas llevaron a Roma a salir de sus fronteras naturales en la
península Itálica y adquirir poco a poco nuevos dominios que debía administrar
como Sicilia, Cerdeña, Córcega, Hispania y Liria; fue en ese momento de la
República cuando las conocidas siglas SPQR; “SENATUS POPULUSQUE ROMANUS” que es
como El Senado y el Pueblo Romano que se convirtieron en el símbolo de Roma.
Roma se hizo con el control de la Cuenca del mediterráneo y los dominios se hicieron tan extensas que pronto fueron difícilmente gobernables por un Senado incapaz de moverse de la capital ni tomar decisiones con rapidez.
Entonces
surgieron personajes ambiciosos como el General Julio César, quien no solo
amplio los dominios de Roma conquistando la Galia, sino que desafió la
autoridad del Senado Romano y reveló la importancia que poseía la autoridad
sobre las tropas para obtener rédito político. Tras la guerra civil que
enfrentó a Pompeyo y al Senado, Julio César se había elegido el mandatario
absoluto de Roma, Dictator Perpetenes.
No había agradado a los miembros más conservadores del Senado Romano que conspiraron contra César y lo asesinaron durante Los Idus de Marzo dentro del propio Senado.
Este
asesinato no pasaría desapercibido por el joven hijo adoptivo de César, Octavio
Augusto quien se convirtió años más tarde en el primer Emperador de Roma tras
derrotar en el campo de batalla; primero a los asesinos de Julio César y más
tarde, a su antiguo aliado Marco Antonio incluida a Cleopatra VII de Egipto, en
una ambiciosa alianza para conquistar Roma. A su regreso a Roma, el poder de
Octavio Augusto fue enorme, tanto como lo fue la influencia de sus legiones.
En el año 27 a.C., se estableció una ficción de normalidad política en Roma, otorgando a Augusto por parte del Senado entregando el título de Imperator Caesar Augustus, que significa vencedor en la batalla, además lo convertía en comandante de todos los ejércitos y formalmente, nunca aceptó el poder absoluto que de hecho, lo ejerció. Aseguró su poder manteniendo un frágil equilibrio entre la apariencia republicana y la realidad de una monarquía dinástica.
Los primeros emperadores desde Augusto hasta la muerte de Nerón 27 a.C. y 68 d.C., formaron la dinastía Julio Claudia pues, el reinado de Nerón se asocia comúnmente a la tiranía y a la extravagancia. A este personaje se lo recuerda por una serie de eventos, de ejecuciones sistemáticas incluyendo la de su propia madre y de la creencia generalizada de que, mientras Roma ardía en un gran incendio, él lo contemplaba de lejos tocando la lira. Tras el período del 68 al 69 a.C., el año de los cuatro emperadores Galba, Otón, Vitelio y Vespaciano, dio paso a la Dinastía Flavia. A los flavios le sucedió la Dinastía de los Antoninos que le trajeron la época Romana.
A largo de la época del siglo II, el imperio alcanza su máximo esplendor y se destaca l figura del emperador Trajano, quien nació en una provincia de Roma y fue querido por su pueblo por la eficacia de lo que gobernaba.
Constantino, El Grande, fue el primer emperador cristiano, en el año 325 se hace el primer Concilio Ecuménico donde se dictan las clases del clero oficial. El Imperio Romano consiguió dominar una vasta extensión territorial con unas mismas costumbres y un mismo modus vivendi para la ciudadanía multiétnica.
Los
ciudadanos romanos se dividen en Patricios, plebeyos y esclavos. Los Patricios
se denominaban a las familias más antiguas de Roma y estos poseían privilegios.
Los plebeyos solían ser campesinos, comerciantes y que también constituían el
grueso del ejército y por último los esclavos, estos no tenían derecho de
ningún tipo, normalmente, eran prisioneros de guerra y se les obligaba a hacer
los trabajos más duros con un destino muy peculiar porque dependía de la
benevolencia o crueldad de su amo. Además, eran utilizados para satisfacer las
ansias de diversión del emperador y del pueblo.
En
conclusión, Roma está enraizado en nuestras tradiciones políticas culturales y
literarias. En nuestra forma de pensar, es imposible entender la idiosincrasia
de Occidente sin la civilización romana, puesto que esta ha influido en nuestra sociedad.
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