Pontificia Universidad Católica del Ecuador
Facultad de Comunicación, Lengua y Literatura
Creadores: Giovanny Hidalgo y Dayana Villacrés
lunes, 8 de junio de 2020
Referencias actuales
Hemos visto muchas obras demasiado relevantes en la antigüedad y que en la actualidad han conseguido tal impacto que podemos apreciar muchas referencias clásicas en esta época. A continuación hablaremos de algunas obras que hemos visto durante el curso y otras que nos han llamado la atención, no solo por su argumento sino por los motivos, ya que es notorio que estas están entrelazadas con los referentes clásicos sin necesidad de una mención directa. No son necesarias solamente la literatura ya que, como dijimos anteriormente, tenemos una gran variedad de obras y de series televisivas que no son la literatura, pero es otra forma de hacer arte.
Xena
Vamos a iniciar con Xena, La Princesa Guerrera porque comparte referentes clásicos y, obviamente se desarrolla en la antigua Grecia, pero también comparte un motivo muy importante que es el viaje.
Apreciamos que los personajes y la estética son acordes a la época, vemos a dioses como Ares, Afrodita, también a titanes y a héroes como Ulises y Hércules, quien tiene su propia serie, pero aparece en varios capítulos de esta producción.
Xena inicia siendo una mercenaria increíblemente poderosa, pero decide cambiar y, para ello, emprende un viaje para socorrer a las personas que necesiten de su ayuda y poder redimirse de todo lo malo que ha hecho, inclusive al final, decide sacrificar su alma para que las almas de cientos de personas de las cuales ha asesinado, puedan ser liberadas y acceder a una mejor vida.
Esta es una serie realmente icónica que su principal funcionalidad es para acercarse a los clásicos, pero no es solo eso, pues somos testigos de los cambios de Xena y llegamos a identificarnos con ella, como si fuera un personaje realmente mítico, por lo que debemos ver más allá y analizar más a profundidad esta obra.
Fullmetal Alchemist
Fullmetal Alchemist o 鋼の錬金術師 (hagane no renkinjutsushi) es un manga y anime japonés escrito e ilustrado por Hiromu Arakawa. En apariencia esta es una obra muy lejana a la temática de este blog, pero podemos encontrar una relación con los motivos, especialmente, y como es el caso anterior, con el viaje.
Los protagonistas son los hermanos Elric que viven en un mundo en el que la alquimia es como un superpoder, que solo se puede conseguir siendo un erudito; además, pertenecen a un país con un régimen militar en el que los alquimistas más capaces, se vuelven militares y son usados como armas de destrucción masiva. En la alquimia de este mundo existen leyes inquebrantables, la primera es el intercambio equivalente y la segunda es que es imposible revivir a los muertos.
No hablaré más de la trama para que puedan descubrir esta maravillosa obra por su cuenta, lo que quiero señalar es, en esencia, el viaje de los hermanos Elric para recuperar sus cuerpos. Al hermano menor, Alphonse, se le arrebató todo su cuerpo y al mayor, Edward, su pierna y, posteriormente, sacrificó su brazo para traer el alma de su hermano devuelta y enlazarla a una armadura mediante de un sello de sangre.
A pesar de que este sacrificio significó un uso ilimitado del poder de la alquimia, el único deseo de los hermanos era el de volver a la normalidad, por lo que emprenden un viaje más metafórico que literal; cuyo propósito era el de adquirir el conocimiento para transmutar sus cuerpos nuevamente. Cabe señalar que mientras transcurre la historia, los hermanos tienen 15 y 14 años respectivamente.
Realizo una asociación con el tema del viaje debido a que, los hermanos mencionan en repetidas ocasiones que se encuentran de viaje, porque decidieron quemar su hogar con el fin de no tener un lugar al que regresar en el caso de que fracasaran, es así que relaciono esta historia con la Odisea que, a pesar de no haber sido mencionada en este blog, es una de las obras más importantes en la historia de la humanidad. Podemos observar a un Odiseo en Edward y Alphnse Elric, ya que comparten este motivo del viaje como cambio y crecimiento personal. También podemos apreciar al amor filial con los hermanos y hay que destacar que el hermano mayor sacrificó su brazo para traer a su hermano de vuelta a su lado, aunque sea solo su alma, lo cual también puede ser relacionado con el amor filial de Aquiles y Patroclo en la Iliada.
Además, quiero señalar una escena en específico, en la que el hermano mayor ve como su hermano pequeño sacrifica su alma para que él pudiera recuperar su brazo y continuar peleando; inmediatamente sucede esto con Edward usa la alquimia brutalmente contra el enemigo, ignorando el dolor de sus heridas, debido a la incontenible ira que lo invadió. Podemos relacionar esta escena, nuevamente, con la Ilíada en el momento en que, tras la muerte de Patroclo, Aquiles se vuelve una máquina de matar, al punto que, un río se volvió rojo por la cantidad de sangre que habían vertido en él. En el siguiente link se aprecia el momento exacto en el que esto sucede:
Además, también vemos referentes clásicos más evidentes como la mención de Ícaro, a la que hace alusión Edward para referirse a sí mismo como un simple humano que cometió un pecado y a las quimeras, que son mezclas de animales por medio de alquimia, también es posible mezclar animales con humanos. El ejército creaba quimeras con el fin de que sean soldados y un personaje convirtió a su hija en quimera con el propósito de que no le quiten su condición de alquimista estatal.
Como conclusión, vimos metáforas, motivos y referencias en esta obra extraordinaria y muy digna de verla desde la literatura clásica.
Película de Jasón y los Argonautas
Como su nombre lo dice, esta película habla de la expedición de Jasón. No profundizaremos mucho en esta película ya que puede hablar por si sola, fue estrenada en el año 2000, lamentablemente no ha tenido la acogida de otras como "Troya", por esa razón, les entregamos el link para que disfruten de esta producción.
Pero no solo encontramos en producciones cinematográficas, sino que también podemos encontrar referentes clásicos en la música y en esta ocasión, traemos a Iron Maiden que utiliza la referencia clásica en un fallido vuelo de Ícaro.
Idus de Marzo
A través de una
serie de documentos imaginarios, Thornton Wilder recrea la atmósfera de los
últimos meses de la República Romana, así como las ambiciones, inquietudes y
reflexiones de Julio César y los personajes de su entorno inmediato.
Rumores,
sospechas e intrigas recorren la correspondencia personal que mantienen los
personajes; directa o indirectamente implicados en los trágicos acontecimientos
del año 45 a. C., pero es en el retrato de la personalidad de Julio César donde
Los idus de Marzo alcanza todo su esplendor.
Maduro,
escéptico, atrapado en la soledad inherente al cargo que ostenta; inflexible en
sus decisiones y a la vez benévolo, Cayo- Julio César- vierte sus anhelos más
íntimos y sus inquietudes secretas en un diario-carta dirigido a su amigo Lucio
Mamilio en el que, reflexiona sobre el amor, la poesía, la religión, el poder y
la libertad, mientras que, por toda la península se propaga un movimiento
conspirador que le llevará a enfrentarse a la ineludible fatalidad de su
destino. “Caesar
shall forth”, “César saldrá”. En esa escueta afirmación del propio
Julio, esa corta frase de la tragedia de Shakespeare, se concentra todo el
dramatismo de la pieza teatral, y también —el gran William era un buen lector
de Plutarco— gran parte del carácter del personaje. César, pese a todas las
advertencias, divinas y humanas, saldrá de casa, a la hora quinta, y se
encaminará al pórtico de Pompeyo, donde estaba convocado el Senado.
Los idus de
marzo son horribles signos de la naturaleza que se han adjuntado a las pesadillas de
Calpurnia, la mujer de César y los ecos de la conspiración criminal para
eliminar al dictador que resuenan como truenos en los foros y las conciencias. Unas
aves carroñeras persiguieron a un pájaro reyezuelo hasta la curia y allí lo
despedazaron. César se soñó a sí mismo estrechando la mano de Júpiter. Una
leona abortó en la calle; hubo resplandores y fuegos en el cielo y las víctimas
de los sacrificios carecían de corazón. «Cuídate de los idus de marzo», cuenta
Suetonio que le dijo a César el arúspice Espurnia. “Un agorero le anunció aguardarle un gran peligro en el día del mes de
marzo —el 15— que los romanos llamaban los idus”, escribe Plutarco. “Beware the ides of March”, repite por
dos veces el adivino que interpela a César por la calle en el primer acto de la
tragedia shakesperiana.
Pero llegarán los
idus, y César saldrá. ¿Por demostrar que no teme a nada ni a nadie? (“Cowards die many times
before their deaths; the valiant never taste of death but once”. “Los cobardes
mueren muchas veces; los valientes sólo una”. ¿Por qué está
harto de la vida? ¿Por qué endiosado cree que el destino le protege? ¿Por qué sufre una enfermedad incurable y prefiere acabar bajo los puñales de los
conspiradores antes que en una lenta agonía en la cama? ¡Quién sabe! El caso es
que César saldrá y los asesinos, los historiadores, los novelistas y los
poetas tendrán su magnicidio.
Julio César, su
nombre provoca un destello de emoción en nuestro espíritu; acaso nos acelera un
instante el pulso. «Oh, poderoso César, tan bajo yaces», podemos deplorar con
Marco Antonio, visto el panorama. «¿Han sido todas tus conquistas, glorias,
triunfos, esperanzas, reducidos a tan pequeña medida?» Otros césares ocupan hoy
más espacio en nuestra memoria, sin duda injustamente. Uno de los grandes
logros de la fascinante novela de Thornton Wilder, Los idus de Marzo, es
precisamente que nos incita a volver al personaje de Julio César, el césar
seminal y a retornarlo a su pedestal en nuestros recuerdos. De nuevo con el
fiel Antonio podemos exclamar: «Here was a Caesar!, when comes such another?»,
«¡Aquí está el que fue César!, ¿cuándo habrá otro como él?».
En Los idus de
marzo, novela sobre los últimos meses de César, no aparecen paradójicamente los idus de marzo, sino sólo como epílogo y en forma de un muy breve extracto de "Las vidas de los doce Césares" de Suetonio. Concretamente, los cinco párrafos en
que se explica el asesinato, el forcejeo con Casca que le propina y hundiéndole
la daga por debajo de la garganta (“infra
iugulum”); el primer golpe — serán en total, enumera el historiador, 23
puñaladas entre ellas, la que más dolió, la de Bruto (“Et tu Brute”). Ante la imposibilidad de defenderse de los
conspiradores que le atacan por todas partes en un remolino vertiginoso y
destelleante de acero, César se envuelve la cabeza en la túnica, informa
Suetonio, “recogiendo al mismo tiempo los
pliegues con la mano izquierda alrededor de los pies para que la parte inferior
de su cuerpo quedase decorosamente cubierta en su caída” (“quo honestius
caderet etiam inferiore corporis parte velata”). Un detalle conmovedor en
el que la verdad parece atravesar, relampagueante como las dagas, cualquier
decoración de la historia: agonizando, convertido en un guiñapo de dolor,
sajado hasta lo indecible; mientras su sangre asperja la estatua de Pompeyo y forma
arroyos carmesí en el suelo de mármol de la curia, César siente pudor.
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