lunes, 8 de junio de 2020

Horacio

Quinto Horacio Flaco nació en Venusia, hoy conocida como Venosa, Basilicata, el 8 de diciembre de 65 a. C y falleció en Roma, el 27 de noviembre del año 8 d. C. mejor conocido como Horacio, era hijo de un esclavo liberto. Su padre invirtió mucho dinero en la educación de su hijo, a pesar de su pobreza. Lo acompañó a Roma donde inició sus estudios.


A los 20 años de edad, Horacio se trasladó a Atenas para estudiar griego y filosofía en la Academia con Teomnesto, donde tomó contacto por primera vez con el epicureísmo. Tras el asesinato de Julio César, se unió al partido republicano formando parte del ejército que Marco Junio Bruto preparaba en Grecia para oponerse a los triunviros Octavio, Lépido y Marco Antonio, siendo nombrado tribuno militar. El ejército republicano fue derrotado en la doble batalla de Filipos (42 a. C.), de la cual Horacio desertó debido a sus pobres habilidades para la batalla.


Cuando Octavio decretó una amnistía a favor de aquellos que habían luchado en su contra, Horacio volvió a Roma, conociendo entonces la noticia de la muerte de su padre y la confiscación de sus propiedades. Sumido en la pobreza, consiguió trabajo como escribano.


Con el tiempo, Horacio fue ganando el respeto y la admiración de los círculos literarios romanos, al que pertenecían Virgilio y Lucio Vario Rufo, quienes le presentaron a Cayo Mecenas, amigo y consejero de César Augusto, quien le brindó su protección, llegándole a ofrecer un puesto como secretario personal, pero Horacio no aceptó. Mecenas llegó a convertirse en su protector y amigo personal, al punto que le regaló a Horacio una finca en Tiber, donde el poeta se retiró a redactar sus obras.


Épodo II

La lectura del Épodo II de Horacio Beatus o Beatus Ille y la versión poética de Fray Luis León tienen en alguna manera similitud, pero existe contraste entre la forma de estar construida, los metros y el sentido que el lector le da cuando éste lo lee e interpreta. El Épodo II de Horacio es la muestra del elogio a la vida del campo frente a la gran metrópolis, pero también aparece un elemento fundamental como la ironía en los versos finales que se contraponen con la versión poética de Fray Luis León. 




Se establece entonces, los conceptos como el ser y el parecer; en el caso del Épodo II de Horacio el tema central es la mempsimoiría que se basa en la “queja contra el destino” y se enfoca en el usurero Alfio que, aparentemente, iba a cambiar la vida de la ciudad y su avaricia por el campo y la sencillez, pero al final regresa a su vida sin dejar sus tesoros. El concepto del ser, aparece en este épodo porque el usurero es usurero y no dejará de serlo, a pesar que Horacio menciona un mundo ideal en el Beatus Ille. El usurero sigue con su trayecto y no cambia la vida de la ciudad por la del campo.



Fray Luis León da otro sentido a su versión poética, éste se podría decir que se basa en el parecer porque quiso imitar a la autoridad de Menéndez Pelayo e imitó a Horacio pero a su manera y reemplazó los senarios por endecasílabos, y los cuaternarios por heptasílabos; enlazados ambos por rima consonante cruzada. Los dioses están omitidos, se le menciona a “Silvano” en la sexta estrofa. En la estrofa decimoquinta, “las fiestas Terminales” (festis Terminalibus) pasan a ser el día santo o festividad religiosa, omitiéndose toda referencia al dios Término, que comparte con Silvano la protección de los bosques y linderos. En los versos finales, se aprecia que, la construcción de estos versos, no tiene sentido las palabras, tiene falta de coherencia y sentido y son incompletos que lo hacen más complejo.



El parecer es muy claro cuando menciona: ayer puso en sus ditas todas cobro; mas oy ya torna al logro.”; al parecer, el nombre del relator, el usurero “Alfio”, no lo menciona, y en su lugar se hace mención de “un cambio”, es decir un cambista, un prestamista. La “rima falsa” como; cobro y logro, se basa en una estrecha proximidad fonética, es por eso que Fray Luis León toma esta falsa rima para que haya un sentido, pero no tiene coherencia.


De esta manera, el ser y el parecer no concuerdan tanto en el Épodo II de Horacio como en la versión poética de Fray Luis León aunque el uno sea Beatus Ille y el otro Vida Retirada, se parecen, pero no son iguales. Horacio hombre nacido de padre liberto que apreciaba la vida y escribió el Carpediem que menciona a los dioses y referencias de los clásicos y Fray Luis León que fue religioso y trató de imitar a Horacio, pero omite los dioses y fiestas de los clásicos por la vida religiosa. 



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Conclusiones

Esperamos les haya servido de mucho este fantástico viaje a través de los clásicos. Hemos preparado un pequeño vídeo para que lo disfruten: ...